“No podemos segregar la Palabra de
Dios de la realidad histórica en que se pronuncia, porque no sería ya Palabra
de Dios, sería historia, sería libro piadoso, una Biblia que es libro de
nuestra biblioteca; pero se hace Palabra de Dios porque anima, ilumina,
contrasta, repudia, alaba, lo que se está haciendo hoy en esta sociedad.
Esta es la meta hermanos, meta que
señalaron los profetas, meta que sigue señalando la Iglesia. Los enemigos, los
que tratan de que la Iglesia no hable, la desacreditan y dicen: predica
violencia, predica política, comunismo, son las distorsiones del pecado. Pero
quienes superando las fuerzas del mal oyen a la Iglesia auténtica, oirán
siempre el eco de Isaías, el eco de Cristo, el eco de los profetas. Jamás hemos
predicado violencia, solamente la violencia del amor, la que dejó a Cristo
clavado en una cruz, la que se hace cada uno para vencer sus egoísmos y para
que no haya desigualdades tan crueles entre nosotros.” Homilía de Mons. Romero
27 de Noviembre de 1977
Cuando
pareciera que sus palabras son tan actuales como fueron en el momento en que Él
las pronuncio, en donde se vivieron momentos difíciles, de incertidumbre, momentos de desesperanza,
sin una luz que ilumine la oscuridad, surge su voz como una espada que hiere
con la verdad y con la autoridad que
solo Jesús puede darle a un enviado suyo.
El
pueblo Salvadoreño ya lo declaro santo , porque sabe que sus palabras y
testimonio resucita en toda causa justa , reivindicando la dignidad de aquellos
que no tienen voz, y es en este sentido
que el papa Francisco en declaraciones
que dio cuando regresaba de su visita a Corea del Sur, consideró que “el Señor
nos tiene que dar una señal" para la beatificación del obispo salvadoreño,
afirmando que “no hay
impedimento alguno” para la beatificación de nuestro pastor y mártir a quien consideró un hombre de Dios.
El Santo Padre señaló que “el proceso estaba en la Congregación para la Doctrina de la Fe, ‘bloqueado por prudencia’, como dijeron. Ahora está desbloqueado y ha pasado a la Congregación para los Santos y está siguiendo el camino normal de un proceso”.
El avance, indicó, “depende de cómo se muevan los postuladores. Eso es muy importante hacerlo rápidamente”.
“Lo que me gustaría es que esté clarificado cuándo hay un martirio por “odium fidei” (odio a la fe), tanto por confesar el credo y por hacer obras que ordena Jesús con nuestro prójimo”.
El Papa señaló que “este es un trabajo de los teólogos, que están estudiándolo, porque detrás de él hay una larga lista y hay otros. Hay otros que fueron asesinados pero no eran de la misma talla de Romero. Tenemos que distinguir esto teológicamente, ¿no?”.
“Para mí, Romero es un hombre de Dios. Él fue un hombre de Dios. Pero tenemos que seguir el proceso y el Señor tiene que dar su signo ahí. Pero ahora, los postuladores (de la causa de beatificación) tienen que moverse, porque no hay impedimentos”, indicó.
¡Viva san Romero de América!